sábado, 20 de junio de 2009


Las Madres de Plaza de Mayo



Las Madres de Plaza de Mayo es una asociación formada durante el último gobierno militar de la RepúblicaArgentina con el fin de recuperar con vida a los detenidos desaparecidos, inicialmente, y luego establecer quiénes fueron los responsables de los actos de esa humanidad y promover su enjuiciamiento. Posteriormente tratan de continuar lo que ellas entienden como la lucha que intentaron llevar a cabo sus hijos, mediante la ONG Asociación Madres de Plaza de Mayo, con su Radio, Universidad, Café literario, Plan de vivienda social, Guardería infantil y Programa de televisión.
Las Madres de Plaza de Mayo se encuentran divididas en dos grupos, el grupo mayoritario presidido por Hebe de Bonafini y denominado Madres de Plaza de Mayo, y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, presidido por Marta Ocampo de Vásquez.
Las diferencias de la separación fueron políticas, con críticas a la conducción de Hebe de Bonafini sobre la Asociación por supuesta falta de democracia interna y personalismo. Las otras madres en cambio acusaron a Linea fundadora de pertenecer al partido político oficialista y sus aliados, y de apoyar al presidente argentino de ese momento, Raúl Alfonsín.
Por otra parte la agrupación Madres de Plaza de Mayo no acepta la reparación histórica monetaria, porque no reconoce la muerte de los detenidos-desaparecidos.
Línea Fundadora representa a las madres y familiares que recibieron las reparaciones establecidas por la Ley 24.411 (que incluyó una indemnización económica rechazada por la otra agrupación de las Madres) y aceptan la Ley 24.231 que crea la figura del detenido-desaparecido, Así como sobre la necesidad de preservar la memoria y tener en vista perspectivas históricas.
También ofrecieron la reparación económica, doscientos cincuenta mil dólares por cada desaparecido. El que tiene tres o cuatro como alguna de nosotras... millonarias, sin hijos, sin justicia, pero millonarias. Dijimos ¡no! ¡La vida de un joven no puede tener precio, y menos la de un revolucionario! ¡Jamás vamos a aceptar la reparación económica! Hebe de Bonafini.
Los hijos de las Madres desaparecieron durante el Proceso de Reorganización Nacional entre 1976 y 1983 (entregaron el poder a Raúl Alfonsín el 10 de diciembre de 1983).
La cifra de personas detenidas desaparecidas se estima en 30.000. Es el número que obtuvieron los organismos de derechos humanos a partir de las denuncias y la estimación de casos no denunciados. Según el libro Nunca Más, informe de la Comisión Nacional de Desaparecidos, las víctimas del terrorismo de Estado fueron 9000 personas, por que solo cuentan los denunciados hasta 1983.
El comienzo del reclamo nació como una iniciativa de madres de detenidos y desaparecidos el 30 de abril de 1977 en Buenos Aires. Su objetivo inicial era poder tener una audiencia con el Presidente de facto argentino Jorge Rafael Videla. Para ello se reunieron en la Plaza de Mayo y efectuaron una manifestación pública pacífica pidiendo saber el paradero de sus hijos. La elección de la Plaza de Mayo se debe a que está situada frente a la Casa Rosada, sede de la Presidencia y lugar donde tradicionalmente se han efectuado manifestaciones políticas.
La idea surgió mientras el grupo inicial de madres estaba esperando que las atendiera el secretario del Vicario Castrense. Una de ellas, Azucena Villaflor de Devincenti, propuso entonces:
"Individualmente no vamos a conseguir nada. ¿Por qué no vamos todas a la Plaza de Mayo? Cuando vea que somos muchas, Videla tendrá que recibirnos."
E
se mismo día, 14 madres iniciaron una jornada a la cual, con el paso del tiempo, se acercarían otras madres afectadas. Desde entonces, todos los jueves repetirían una caminata (originada cuando las fuerzas de seguridad les exigieron "circular" por causa del estado de sitio) alrededor de la pirámide central de la plaza.
Entre aquellas primeras Madres estuvieron: Azucena Villaflor de Devincenti, Berta Braverman, Haydée García Buelas, María Adela Gard de Antokoletz, Julia Gard, María Mercedes Gard y Cándida Gard (4 hermanas), Delicia González, Pepa Noia, Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin, Sra. De Caimi y una joven que no dio su nombre. Al viernes siguiente aparecieron más madres, entre ellas Hebe de Bonafini, de la ciudad de La Plata. La presencia de las madres en la Plaza era conocida por comentarios de boca en boca, puesto que así como no existían los "desaparecidos" para la prensa, tampoco existían las Madres. Al tercer día se cambió el viernes por el jueves. Acordaron que fueran los jueves de 15:30 a 16:00 hs. de la tarde por ser un día y una hora en la que transitaba mucha gente por la Plaza, ellas permanecían en grupo y de pie sin caminar. Fueron los policías que custodiaban la plaza quienes les indicaron que marcharan de a dos porque como el país estaba bajo Estado de Sitio estaban prohibidos los grupos de tres o más personas. Comenzaron las marchas alrededor de la pirámide de Mayo, símbolo de la Libertad, que continúan aún hoy. Para reconocerse, comenzaron a usar un pañuelo blanco en la cabeza hecho en un principio con tela de los pañales que se usan para bebés, representando así a los hijos. Ese pañuelo se convirtió en su símbolo. Las Madres intentaron dar a conocer sus dramas y
así participaron de marchas religiosas numerosas y populares en las cuales era conveniente que pudieran reconocerse.
Entre el jueves 8 de diciembre y el sábado 10 de diciembre de 1977 un grupo de militares bajo el mando de Alfredo Astiz secuestró a un grupo de 12 personas vinculadas a la Madres de Plaza de Mayo . Al secuestrarse a las primeras dos madres, Hebe de Bonafini opinó ante Azucena Villaflor, una de las fundadoras de la organización, la necesidad de suspender la solicitada en el diario que iba a publicarse, hasta que se encontraran a las madres. Villaflor se opuso, expresando que a ellas las buscarían, pero mientras tanto no habría quién buscara a los hijos. Finalmente al día siguiente fue secuestrada en la esquina de su casa en Avellaneda por el Grupo de Tareas 3.3.2 de la Escuela de Mecánica de la Armada. Volvía de comprar el diario donde las Madres habían publicado su primer solicitada.
"la desaparición de Azucena, de Mary y de Esther, casi nos hizo tambalear a este grupo que recién se armaba. Lo hicieron para liquidarnos, ellos no pensaron que nosotras íbamos a seguir. De esas Madres lo que hay que saber es que se llevaron las tres mejores Madres que teníamos, porque nosotras veníamos todas de no saber nada, (...) Azucena venía de una familia peronista muy combativa, que ya había vivido mucha presión la familia Villaflor, ella ya había sido sindicalista, trabajaba en una compañía de telefonía y era del sindicato; Mary Ponce trabajaba en la base de la Iglesia del Tercer Mundo y Esther Balestrino de Careaga era una bioquímica que venía huyendo de Paraguay, ella vino y nos dijo que se llamaba Teresa (...) ella era una mujer super inteligente. Ella siempre me enseñaba muchas cosas, me decía “mirá Hebe, cuando vos vas a una reunión y hay uno con un micrófono, te tenés que dar cuenta que ese es el que va a dirigir la reunión y la va a mandar, porque el micrófono le da el poder, pero vos sabés qué tenés que hacer, aunque sea pararte arriba de una mesa, pero no lo dejes porque vos tenés fuerza para eso” y un día yo la vi a ella en una reunión en Familiares parada arriba de una silla discutiéndole a Cata Guagnini, por el tema del micrófono.[tiempo después] apareció la hija y ella siguió con las Madres. Nosotras le decíamos que teníamos miedo, porque le decíamos que “si apareció tu hija, ahora qué va a pasar”, pero le había quedado el yerno desaparecido. Ella tenía un convencimiento político impresionante: conocía todo, sabía de todo, te explicaba todo."
El grupo completo secuestrado estaba integrado por Azucena Villaflor de Vicenti, Esther Ballestrino de Careaga, María Ponce de Bianco (las tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo), las monjas Alice Domon y Léonie Duquet, y siete activistas de derechos humanos.
A pesar de este hecho, las madres continuaron la lucha, hasta hacerse reconocibles durante la realización del Mundial de Fútbol de 1978 en Argentina, cuando periodistas internacionales empezaron a entrevistarlas y dieron a conocer su movimiento.Según Hebe de Bonafini:
"Para mí, una de las cosas más importantes es que Holanda haya pasado en vez del mundial (Argentina ’78) la marcha de las Madres, porque era jueves y ahí nos conoció el mundo. Yo creo que eso fue un cimbronazo muy grande para las Madres porque inmediatamente las mujeres de Holanda nos escribieron y nos dijeron “estamos a su disposición”, y ellas juntaron el dinero para que tengamos la primer casa, porque si no tan desboladas y tan desarmadas como estábamos yendo a las iglesias que nos pateaban o yendo a un confitería de la que nos teníamos que ir temprano porque si no nos llevaban presas, no sé si hubiéramos podido durar porque estuvimos tres años sin tener dónde reunirnos"[1]
Entre los años 1978-1979 Las Madres comienzan a salir al exterior para hacer conocer el drama de los desaparecidos y solicitar que se aislara a la Dictadura Argentina, primero a Europa y luego a EEUU Fueron escuchada e invitadas. Amnesty International patrocinó un viaje en 1979 que abarcó 9 países para exponer ante gobernantes de Europa y los Estados Unidos la situación real en la República Argentina.
También para nosotras nos marcó muchísimo el primer viaje que hicimos, animarnos a salir a Europa cuando nadie salía.Yo pienso también que cuando se fueron formando los grupos de solidaridad fueron todos lazos de contención muy fuerte para las Madres, tal vez la gente no se dio cuenta, el Frente de Apoyo a las Madres y los grupos de apoyo en distintas partes de Europa.[2]
En 1980 empieza a crearse por las madres la idea de que aún si los desaparecidos estuvieran muertos, se seguirá buscando el esclarecimiento como si siguieran vivos, porque el delito es constante hasta que no aparezca el cuerpo, concepto que después evolucionaria en la idea de que la víctimas que no están, no son solo las que fueron eliminadas por la dictadura, sino que ellas representan a todos los que lucharon contra el poder.
En 1980, Emilio Mignone y Adolfo Pérez Esquivel, con la convicción de que Los desaparecidos "estaban todos muertos", salieron al mundo a decir que ya no había más nada que hacer, que en 1979, cuando vino la Comisión de Derechos Humanos, se había hecho el "blanqueo" de los campos de concentración. Nosotras estábamos en Suecia, y empezamos a decir "no podemos bancar que los civiles, que el Premio Nobel, digan que están ‘todos muertos’. ¡De ninguna manera, tenemos que sacar una declaración, nadie nos dijo qué pasó con ellos, no podemos aceptar la muerte de nuestros hijos". Y el 5 de diciembre de 1980 sacamos la famosa frase, de cuestionamiento a un sistema perverso: "Aparición con vida", porque no hemos de dejar morir a nuestros hijos, "Aparición con vida" en cada lugar donde un hombre o una mujer pelean y luchan y levantan un fusil para defenderse, ahí están ellos ¡"Aparición con vida"! ¡De verdad, no es una utopía ni una locura!

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